jueves, 11 de junio de 2009

A propósito del voto nulo...

Reproduzco un artículo que fue publicado hace unos días en Frecuencia Informativa Escrita:


LECCIONES DE DEMOCRACIA: LA EXALTACION DEL VOTO NULO

BENJAMIN AYALA VELAZQUEZ/CONSULTOR POLITICO


El clima moral que vive nuestro país es un reflejo del relativismo político y de la relajación que se siente en todos los niveles y en todos los entornos de nuestro medio.
El estado fallido, aún contra nuestra voluntad, es una realidad que sufren miles de compatriotas en lo ancho y largo del territorio nacional, sólo basta remitirnos a lo que nos dicen nuestros amigos y familiares de ciudades tan distintas como Cancún en Quintana Roo, el Distrito Federal (donde el estado fallido es crónico y abarca todos los niveles de gobierno) o Zacatecas para darnos cuenta que en el sur, en el centro y en el norte del país, la “guerra” al narcotráfico ha provocado el control real, armado y hasta político de vastas franjas del país por parte de la delincuencia organizada.

El poder del estado, que contra los débiles se torna inmisericorde, se minimiza cuando se confronta con alguien de igual calado o con peso suficiente para meterlo en aprietos.
“La colombianización” de México, se convirtió en un lugar común de los vaticinadores de desastres de la década de los 90s. No contaron con que el país de referencia pudiera mostrar al mundo y demostrarle a nuestro gobierno que la lucha contra los mercaderes de la droga y lo que conlleva, no es sólo cuestión de ganas; para vencerlos se requiere de estrategia, de voluntad, de culturización, pero sobre todo de legitimidad democrática.

Así es: La fortaleza de las instituciones, trae siempre aparejada una legitimación gubernamental que despierta la confianza en la gente y ésta “jala” con el gobernante en turno. La confianza ciudadana se convierte en una llave para vencer al enemigo común, a quienes han roto con ese pacto social y a quienes sólo ven beneficios en un estado debilitado. ¿Qué garantías puede tener un ciudadano común, con familia y sin recursos para denunciar a los traficantes, aunque sean menudistas? ¿A quién puede recurrir el adolescente ultrajado en su conciencia, por la venta indiscriminada de droga en la secundaria o prepa, ante la evidente complicidad de las policías y ante el disimulo o temor de los directivos escolares? Es evidente: el miedo nos ha paralizado como sociedad y el estado no ha sabido dar pronta respuesta a la lacra que nos sigue envenenando.

Por ello la desazón y el desánimo de un pueblo que no ve una y que enfrenta el desafío mayor que jamás imaginó: ¿La ruta democrática, tan costosa y tan privilegiante de unos cuantos (sólo basta ver las listas de candidatos a diputados pluris, para ver el nepotismo de todos los partidos políticos) VALE LA PENA? ¿Es que solamente un estado de excepción, militarizado, puede desbaratar a estos forajidos sin escrúpulos? Decía Churchill “la Democracia es el peor de los sistemas políticos, a excepción de todos los demás”… de acuerdo, pero ¿Porqué un sistema “de, por y para el pueblo” no tiene el respaldo de éste y no responde a un impulso vital de defensa propia, pues si se daña al pueblo, se daña a la nación misma, o no? Goethe aludía a lo popular como a la representación objetiva de la nación, proyecto “de vida y nación” en palabras de Ortega y Gasset.

Ante un panorama devastado, de vacíos de poder y de una desconfianza popular hacia todo lo que emana del gobierno, sea de cualquier partido político, y si no véase lo acontecido en Michoacán, va tomando forma en todo el país una estrategia antidemocrática, que incluso es respaldada por líderes de opinión de diversas ideologías; A saber, se trata de convencer al electorado que ha dicho que no va a votar el 5 de julio, es decir, los abstencionistas de siempre, para que se presente en su casilla y emita un voto “por nadie”, cruzando un espacio vacío para que el voto sea nulo y así, de esa manera, el número total de votos nulos supere a los que se contabilicen como emitidos y válidos.

El planteamiento, que dicho sea de paso, no es tan descabellado, es oponer ante la terrible apatía hacia la clase dirigente, una protesta pacífica que diga sin decirlo, que la sociedad ya no quiere más de lo mismo y que da lo mismo votar por los partidos llamados “grandes” que por “la chiquillada”. Es una muestra de la decepción ciudadana ante la frustración que han desencadenado los políticos en general y ante el clima de polarización al que trata de llevarnos el presidente nacional del PAN, y cuyo nombre prefiero omitir. ¿Serán tan ingenuos los dirigentes de los demás partidos políticos de caer en el garlito? Por bien de nuestra incipiente democracia, espero que no. Pero, la lección que nos da esta experiencia es que a los ciudadanos, cada día más, les está causando más perjuicios que beneficios esta “transición” eterna y este estado no fallido, sino “desfallecido”.

No hay comentarios: