martes, 28 de abril de 2009

Recibimos propuestas de lecturas Ad hoc para la contingencia de la influenza.

:)

2 comentarios:

Alberto Luquín dijo...

Pues no...

A ver: decía Carl Sagan que "afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias". Pero estas especulaciones recurren a trabajos filosóficos serios para rellenar sus severas deficiencias científicas. El pensamiento posmoderno de la Klein está muy bien, pero temo que aquí no encaja perfectamente. Y combinar lenguajes no es, ni de lejos, ciencia, sino pseudociencia y charlatanería.

Para empezar, los procesos epidémicos son naturales, y muchos de ellos ocurren cuando el crecimiento de una especie ejerce una presión desmedida sobre su medio. Más o menos la presión que ejercen más de 6000 millones de humanos... Por lo demás, los virus, como toda especie viva, están sujetos a evoluciones y mutaciones.

Si consideramos que esto es un "compló", entonces deberíamos pensar también que la peste bubónica, el SARS, la influenza española y otras muchas infecciones también (el cólera ochentero, ¿alguien se acuerda?). Sólo con una diferencia: los últimos brotes importantes de enfermedades respiratorias agudas ocurrieron en oriente, pero ahora nos toca a nosotros. La psicosis colectiva, la ineficacia de los servicios de salud, las compras de pánico, son cosas que ya vimos, pero a distancia, hace pocos años.

Creo que en estos momentos hay dos cosas que debemos evitar: el pánico y la conspiranoia. Ninguna de estas actitudes ayuda, sólo permite extender la enfermedad; en el primer caso, saturando los limitados servicios de salud con pacientes cuya sintomatología ni siquiera corresponde; en el segundo, permitiendo la expansión del contagio en nombre de una malentendida libertad intelectual.

Los medios pecan de alarmismo. Eso ni qué dudarlo: de los cientoypico de casos declarados en algunas entidades, menos de un 10% corresponde a este nuevo virus.

Pensar en conspiraciones nos distrae del verdadero problema: tenemos un gobierno ineficaz e inepto, que no sabe cómo resolver lo que no pudo prevenir con un simple y sencillo cerco sanitario cuando se presentaron los primeros casos. Recurro nuevamente a Sagan: mientras los modelos sociales alternativos no abandonen su pavor al conocimiento científico, serán incapaces de proponer una alternativa real. Y si no hay alternativas viables, sólo nos queda jodernos...

Alberto Luquín dijo...

Corrijo: Pues sí y no... los dedos se van cuando uno tiene sueño...