jueves, 13 de diciembre de 2007

Grinch...

¡Navidad!

Regalos, comida, amigos, regalos, alcohol, comida, alcohol... y si se regala alcohol, mejor...

Regresa el arbolito de navidad a nuestro patio. No a todos les gusta, pero qué se puede hacer. El gusto no es norma, a menos que queramos ponernos muy modernos en plena posmodernidad.

Pero ocurrió algo inquietante. Apareció un letrero semianónimo, firmado por una "Alumna enojada de sexto semestre". El papel en cuestión alegaba que no puede haber un árbol de navidad en la venerable Escuela de Letras porque atenta contra el laicismo.

¿Qué me inquieta? Como dicen los hermeneutas, hablar es empuñar-se. Uno se muestra en lo que dice y en lo que deja de decir. Preocupa el hecho de que el papel haya sido presentado como un anónimo cuyo estilo recuerda el utilizado a mediados del 2006 para iniciar el presente encono. Preocupa la cobardía disfrazada de conciencia buena y mártir. Lo otro: es cierto que el árbol de navidad tiene origen religioso, pero se ha vuelto más secular que ir de compras el 24 de diciembre. Se ha vuelto cotidiano, al menos para la temporada. Proviene de los fríos países del norte, pero también la computadora en que tecleo esto (a menos que por ahí me encuentre un letrero "Made in China"), la Coca-Cola o la costumbre de darnos regalos como si tuviéramos con qué pagarlos. No es ataque al laicismo. Su origen está en los ritos germánicos de fertilidad asociados con la llegada del invierno, con el antiguo mundo de Odín, Baldr y Freija. Tamizado por el cristianismo, sí, pero esto último resulta inevitable. Quien dice estudiar los sitemas de signos y símbolos debería saberlo...

Ahora que si se trata de dejar de utilizar todo lo que tenga que ver con un origen religioso, estamos en problemas. Adiós a las minúsculas, difundidas gracias a los monasterios. Adiós al libro impreso, porque el primero fue una Biblia; adiós a la poesía, adiós al capuchino y a los vinos espumosos. Sin esto, considerémoslo, no se puede vivir.

Feliz navidad...

1 comentario:

Beatriz dijo...

Y adiós al rompope ya las cenas en la Inmaculada y a las pastorelas y posadas (contamales, atole, buñuelos, etc), a la música sacra, a la catedral (que la derrumben)y beno, sin quere entrar en dramtismos, adiós a la educación en México, que fue instituida por congregaciones religiosas.